Es terrible el palpitar del corazón justo antes de entrar en escena. Siento que se me va a explotar un globo dentro, a la altura del esternón.
Cuando todo por fin comienza, el tiempo es una estrella fugaz y el cielo son las personas que nos ven. Yo me conecto con otra voz. Una voz que está en mi cabeza y me dice:
- No puedo respirar
Y yo lo digo:
- No tengas miedo
Y ella insiste. Y en definitiva siempre un poco lo logra y se me aprieta una que otra nota o me quedo sin aire.
Siempre es así aunque podría ya no serlo.
Cada concierto dado, le gano un cachito a esa voz.
Y en el tema final, suelto los pájaros de la jaula.
miércoles, 23 de noviembre de 2011
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