Me interno en una obra de teatro físico. Todo lo que me sucede durante la obra es exclusivamente físico. Los pelillos electrizados, la garganta con una boa. Estoy a punto de llorar a los pies de Medea. Y no lloro pero salgo, y allá fuera todo llora.

Breves crónicas pre-apocalípticas
Doscientos trece: La lluvia, Medea
2 comentarios:
bueno, hace un tiempito ya que llegué a este blog siguiendo las miguitas desde otros bloses y la verdad es que me gustan mucho tus breves crónicas, son tan precisas, tan.
saludos!
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