domingo, 12 de enero de 2014

Doscientos noventa y tres: Enero en La Plata

Más precisamente es la combinación de enero + La Plata + domingo.
 Te despertás ocho y media de la mañana y te obligás a dormir, porque es ridículo levantarse a esa hora y la última vez que te hiciste la copada saliste a andar en bici a las ocho y te chorearon tu nokia mil cien. Te obligás a dormir un tramo más. Nueve cuarenticinco es un poco más digno para alguien inactivo de veintiocho años. La gran actividad del día es: ir al supermercados, al más caro, más grande y más próximo. Vas caminando lento, te sumergís en la horda de familias que compran compulsivamente porque no pueden decirle no a sus hijos. Comprás, vos también, cosas innecesarias y cada elección te toma un rato largo como para que la visita justifique el traslado. Te volvés caminando como si fueras Libra con las dos bolsotas.
Te escribe I. El domingo se vuelve menos precario en compañía, leyendo como nerds en el bosque, dos termos de mate, clima de la costa -brisa fría del sur-.
El domingo se vuelve aún más activo con la creación de un huevo de crochet que te toma dos horas y media y es completamente inútil. Quedás a milímetros del nirvana y te da sueño, pero tendés la ropa y te sentás en el balcón a contemplar el hermoso huevo verde intenso tejido, reliquia del mundo analógico que pocos tienen el placer de disfrutar.
Share/Bookmark