domingo, 31 de julio de 2011
Ciento treinta y siete: Puentes
Soy sensata si soy comprensible si conecto soy comprensible si soy sensata.
Tengo un domingo tan satisfecho
aunque mire para atrás
y sea estado gaseoso de recuerdos.
Este domingo sí, no me equivoco
se llenó de puentes.
Ciento treinta y seis: Chipá
En ese átomo, tengo la textura de la fécula de mandioca en la mano. Aprieto la bolsa una y otra vez hasta que la arranco.
Camino, evoco, de la textura en la mano al sabor en la boca, el chicloso encanto de masticar chipá. Digo Chipá y es decir Padre.
Tengo a la altura de los ojos de mi recuerdo, sus manos que amasan con queso la escurridiza fécula. Cocino para no olvidar lo poco que me queda de él.
Ciento treinta y seis: Chipá
Ciento treinta y cinco: I´m zombie but I´m happy
y el frío raja la cabeza, hasta la almohada me lleva, para restaurarme pieza a pieza.
Ciento treinta y cinco: I´m zombie but I´m happy
viernes, 29 de julio de 2011
Ciento treinta y cuatro: La Comedia
No obstante ayer, asistí a una obra. Quise no saber nada, no anticiparme, no estrangularme en la búsqueda de un asidero. Y fui. Y me senté en la primera fila para poder irme rápido si todo se ponía gelatinoso. Y empezó rara.
Los actores sentados a una mesa, leían. Una cámara abordaba sus gestos y los volvía enormes, lo sutil gigante. Sus manos, de vez en vez, jugaban los textos. Una barbie, un bebote deforme, unos soldaditos, unos naipes. Sarmiento sacaba la lengua por el hueco del billete de cincuenta.
Y reírse. La absolución del tiempo. El arte como la muerte del tiempo. La atención precisa en cada detalle. Me excitaba el sobre estimulo. Una manía tan grata por deshacer cada coágulo de potencial obviedad y volverlo absurdo, pero un absurdo sensato. La confirmación de la risa que se escapa de la boca y por favor que no termine nunca porque hallé el teatro.
Ciento treinta y cuatro: La Comedia
Ciento treinta y tres: Sincronizar
(Solía ser de aquellas personas que hacen prácticamente lo contrario al resto, pero sin ningún tipo de intención revolucionaria, sino por mera incapacidad de poner en línea el cerebro y el cuerpo)
Hoy, así adulta como no me quiero, reincido en las tareas de sincronización asistida. No con mayor éxito. El desafío es percutir con cada mano un ritmo diferente, usando cada ojo para leer la línea de cada mano. Podría ocurrir que el ritmo total que surge del doble golpe sea casi agradable, pero siempre está lejos de ser el que dicta el asistente, la partitura, mi cerebro. Una brutal inconsecuencia que me hace pasar por rebelde en el mejor de los casos.
Ciento treinta y tres: Sincronizar
martes, 26 de julio de 2011
Ciento treinta y dos: Siesta de Poe
Renegando de la vigilia, monté una siesta apenas transcurrido el mediodía. Tenía malestares varios, pensé que la siesta era el remedio para todos.
Toda siesta incluye el babeo. Babearse es algo hermoso, siempre y cuando no haya otras víctimas del babeo, distintas a mí.
En la siesta tuve varios sueños. En el último, yo veía por la pantalla de un celular ajeno cómo una mujer era golpeada y violaba, mientras tanto el teléfono sonaba en un cajero automático.
Ciento treinta y dos: Siesta de Poe
Ciento treinta y uno: La fantasía
Apenas se me asomaba una bronca, yo la domesticaba junto al malhumor, se ponían de rodillas y agachaban la cabeza. Buenas mascotas, buenas y obedientes.
Soy una hoja de otoño. Hay viento. Hay lluvia. La hoja va como por arte magia va, volando, de aquí para allá. Cae en el cine. En el cine están sus amigos y David Bowie y Escher. "Las cosas no son como aparentan" dice Jennifer Connelly. Yo le creo todo a la fantasía. Pero la fantasía es maleable como la hoja. Entonces, todo es sumamente maleable. La felicidad es un metal flexible.
Ciento treinta y uno: La fantasía
Ciento Treinta: Metonimia
Si el domingo hubiese aparecido de otro modo, más esperable, inaguantable domingo,
y a fin de cuentas es tan grato estar aquí que debo procurar el silencio para poder ver bien qué esto también es real. (Sí, el silencio no es un agujero. El silencio es algo que se da entre otras cosas. No es ausencia del sonido, no, el sonido es quizá la ausencia del silencio. Nada podría ser completamente cierto. Alguno de los dos, estaría mintiendo)
Ciento Treinta: Metonimia
lunes, 25 de julio de 2011
Ciento veintinueve: Vagamente
La noche. Ellas vienen a casa y yo creo que no voy a salir pero siempre en definitiva salgo. Y salir es bailar y bailar es hacer el tiburón entre la gente y alguna que otra performance espontánea graciosa, lo que se nos venga en ganas como por ejemplo: saludar afectuosa, alegremente a un desconocido que, a su vez, sonríe y me dice: te recuerdo vagamente.
Ciento veintinueve: Vagamente
sábado, 23 de julio de 2011
Ciento veintiocho: Relatividad
- ¿vos hacés música?
- no, estoy aprendiendo a tocar el piano. Empecé tarde.
(y luego el tema de los padres, de la devaluación del arte y él, "economista")
Y no obstante, seguir como quien se deja ir por un río de palabras, nos íbamos los dos. Él, Rubén, 50 años promedio. (Pensar que podría ser mi padre y aunque admite conocerlo, él no es mi padre, ni se comporta como tal)
Entonces, hablar del desarraigo, otra vez el arte, la escritura, los poemas, los hijos.
Tan genuino.
- Es realmente mágico lo de los aviones, ¿no?
- Sí, ¿Vos sabés cómo funcionan los aviones? ¿Querés que te cuente?
(y yo) - Sí, sí (ya eufórica)
- Principio de sustentación.
Luego siguió con Stephen Hawkins y la historia del tiempo.
Porque el tiempo: tan solo en una hora y media.
Porque el espacio: De San Juan a Buenos Aires.
Porque la relatividad: él podría ser mi padre, pero es tan dulcemente un ser humano.
Ciento veintiocho: Relatividad
miércoles, 20 de julio de 2011
Ciento veintiséis: Pare de sufrir
He tenido una tos aguda, igual he querido fumar y he fumado y he estado peor y ahí sí he parado de fumar un poco.
Pare de sufrir. Sufro tos, desamor, abstinencia. Cuando todos salen, abro una cerveza. Pero no es lo mismo. Sufro, lloro, puteo, bebo, bailo. Me alegro. Puedo quedarme debajo del agua hasta que se acabe la caliente del termotanque, mientras la cerveza se calienta, la pieza se enfría. Sufro de nuevo, pienso. Leo un libro de autoayuda en silencio, la copa al lado. Bebo. Veo películas. Tres al hilo. Toso y creo que voy a morirme. Esto ya lo he pensado muchas veces y aquí estoy, pienso.
Lleno una bolsa de agua caliente y la abrazo. Es casi humana. Mañana estará fría, pero ahora no me importa, ahora es la noche y hay que salvarme.
Ciento veintiséis: Pare de sufrir
Ciento veinticinco: Elegante sport
Y caminé, caminé, caminé. Estaba nublado pero no iba a llover. Me encontré una carta, era un once de copas. (Once de copas: Caballero dulce y estudioso, al derecho. Al revés, flirteador.) No recuerdo de que lado la encontré, pero es probable que no al derecho.
Luego se me ocurrió seguir escapando, con saco y jogging, me escapé a la casa de ella. Entonces, la tarde se develó en susurros y yo, de elegante sport.
Ciento veinticinco: Elegante sport
lunes, 18 de julio de 2011
Ciento veinticuatro: Cementerio
Yo no hablo con los muertos. Sólo los visito. Sólo la visito a ella porque me gusta ese jardín de muertos. Crece verde. En esta época, amarillo.
A veces, observo qué hacen los otros con sus muertos, además de cambiarles las flores. Algunos rezan de rodillas, algunos hablan con sus muertos. Habrá quien llore siempre.
Yo solo la visito cada vez que vengo a las montañas. Y ya con eso, me voy tranquila. Puede ser que a veces extrañe, su mate lavado.
Ciento veinticuatro: Cementerio
Ciento veintitrés: Disfonía
Ciento veintitrés: Disfonía
sábado, 16 de julio de 2011
Ciento veintidós: Las nubes
Ciento veintidós: Las nubes
Ciento veintiuno: Cien de humedad
Ciento veintiuno: Cien de humedad
miércoles, 13 de julio de 2011
Ciento veinte: El Estado
- Se encontraría Rocío
- Sí, ella habla (voz con carraspera)
Lo que sigue sería imposible de describir con exactitud y además sería aburrídisimo. A mí me aburrió viviéndolo.
Resultó ser que esta TELEMARKETER, quería que yo me SOLIDARIZARA con un hostpital PÚBLICO, solicitud que retruqué con la palabra ESTADO.
- Vos me dijiste Hospital PÚBLICO?
- Sí
- Entonces hagamos una movida militante, que me hablás de solidaridad. Con solidaridad no hacemos nada. El ESTADO donde está.
Y ella:
- Pero esta es una campaña solidaria
(quería decirme que yo no era solidaria porque no colaboraba)
A la noche:
Escuela de Arte (Institución PÚBLICA)
- Los pianos no andan, no tenemos instrumentos, nos cagamos de frío, etc. Hagamos una movida SOLIDARIA
Yo: y el ESTADO, ¿dónde está?
Ciento veinte: El Estado
Ciento diecinueve: La vida sin internet
Creo que puedo vivir sin internet.
Ciento diecinueve: La vida sin internet
lunes, 11 de julio de 2011
Ciento dieciocho: Chocar II
Ciento dieciocho: Chocar II
domingo, 10 de julio de 2011
Ciento diecisiete: Picado fino o grueso
Y desperté. Nunca sabré su respuesta. Pero he comprado ambos.
Ciento diecisiete: Picado fino o grueso
Ciento dieciséis: Asistencia perfecta
Ciento dieciséis: Asistencia perfecta
Ciento quince: Record
Ciento quince: Record
jueves, 7 de julio de 2011
Ciento catorce: Cumpleaños con rodhesia
Llena eras de gracia.
Ciento catorce: Cumpleaños con rodhesia
miércoles, 6 de julio de 2011
Ciento trece: Palmear
Ciento trece: Palmear
martes, 5 de julio de 2011
Ciento doce: Patinar
Ciento doce: Patinar
lunes, 4 de julio de 2011
Ciento once: El ojo me titila
Ciento once: El ojo me titila
Ciento diez: Domingo valiente
Ciento diez: Domingo valiente
sábado, 2 de julio de 2011
Ciento nueve: Tango
Ciento nueve: Tango
Ciento ocho: Las inauguraciones
En la inauguración que presencié ayer, más que los cuadros que se exponían, amé el encantador silencio que se hizo en torno al trío de músicos cuando ella empezó a cantar, mientras yo masticaba también silenciosamente un sanguche de alto contenido graso y sabor, mientras se me enredaba en la dentadura un hilo de su embutido de forma casi casi irreversible.
Ciento ocho: Las inauguraciones
Ciento siete: Olvidar
Ciento siete: Olvidar