viernes, 4 de noviembre de 2011

Doscientos dieciséis: Dos patos, un inmensísimo jardín

Nunca se sabe. A veces, detrás de una puerta, en la ladera de la ciudad, se esconde un jardín, dos patos, dos perros, un estanque. Mientras la tarde cae y la afinación lo mismo, y las ganas se nos bajan de las sillas, el jardín se dibuja, el sonido de los patos se ensambla con el inestable sonido y como un mantra el estudio ya ha perdido sentido porque los patos han resultado más afinados que el propio órgano. Pues ya nos vamos, se ha hecho de noche, apenas el frío y una humedad tremenda.
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