La edad promedio del pogo está, por lo general, debajo de mi edad. En este caso, yo estaba pogueando al lado de un alumno mío que trataba de disimular haberme visto. Pero en uno u otro tema, en un apretujón del tórax, un nudillo en la cara, una aplastada de dedos, cruzábamos los cuerpos.
En el pogo, tengo la emoción concentrada de una adolescente tardía, hiperfeliz. Hago con el puñito el gesto golpeador en el aire, empujo, empujo a los cuerpos muertos. En el intervalo entre tema y tema, voy hacia las fuentes de birra (cual niña que va a buscar cocacola en un cumpleaños). Tomo de a sorbos ansiosos y salgo disparada de nuevo, al mar del zarandeo.
Hay gente que cree que estoy grande para hacer pogo. Pero yo al pogo lo conocí de grande.
(Te amo wallas)

1 comentarios:
No sé cómo llegue acá, pero me causó gran simpatía y empatía esto que decís del pogo. www.manuelrianxo.blogspot.com (en este blog se llegan a conclusiones parecidas con respecto al baile pogueril)
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