lunes, 25 de abril de 2011

Treinta y nueve: Pasarse de rosca

Apretar diecisiete kilos de deseos para que quepan en seis días. Seis días de falsas vacaciones. Seis días de carrera. Conejo tras la zanahoria. Llegar exhausta con la energía de reserva hasta el último brillo de la noche y morir desarmada, incapaz de arrastrarme a mi cama. Morir como desfallecer, dormir como enchufarse al duermo energético. Empezar a soñar en la vigilia, establecer diálogos surrealistas que pronto olvido. Vivir hasta la última gota. Babearme por la vida.
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