lunes, 25 de abril de 2011

Cuarenta: Animales tras la baba

Los nervios. Las ansias. Los deseos. Un vibrante cóctel para acceder al paraíso. ¿Qué sería del deseo si no hubiese un puente levadizo que sacuda el tránsito hacia él?
Hay deseos difíciles. Desagradables estructuras rígidas. Hay guerra dentro. Hay estallido fuera. Suelto los animales de a poco, vienen tironeando las sogas como criaturas hambrientas. Tengo un tubo que me conecta a cada corazón presente en esa sala. Está la metafísica del arte. La metafísica del amor. No apto para racionalistas.
Mi madre se babea ante la corrida de los animales. Creo que no les teme. Yo les temo, pero igual los suelto. No hay remedio, me comerían las tripas de bronca. Ahora comen a sus pies y desaparecen las bestias.

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