Me ofusco fácil, me siento lenta, me pongo gris, me olvido las medias.
Es que anoche tomé mate y temí la pérdida casi completa de mi arsenal de textos inéditos. Textos que, a la luz de la fantasía, eran tesoro echado a la mar. La fe ciega en la tecnología, como la fe ciega en cualquier otra cosa, dan un grado de vulnerabilidad insoportable.
En la noche arrastrada, competí malos pensamientos con composiciones musicales, lecturas asincrónicas y conteo a gran escala de ovejas sonámbulas. No conforme con eso, ni con nada, me eché a la cama y di vueltas y vueltas hasta encontrar el lugar justo, el huequito cálido bajo el plumón. Vi pasar el tiempo y me desesperé ante su lentitud. Vi llegar el día con los ojos ya entrecerrados. Y me dormí. Pero el duermo duró dos horas. Y entonces me levanté y vi que el tiempo iba más rápido que yo. Entonces me volví a dormir y cuando desperté todo el día había pasado ante mi sueño, pero el tiempo estaba a mi tiempo. Entonces salí.

1 comentarios:
Me dejas borracha en un insomsio que no transpasa.
Publicar un comentario