domingo, 7 de agosto de 2011

Ciento cuarenta y tres: Encontrarse

Pedaleo con un grupo de militantes pedaleadores. El sol nos sigue al compás de dos por cuatro, hasta que el frío nos obliga a meternos en una casa en una conversación en unatardecer de invierno.
Estoy atenta a este río caudaloso, me dejo llevar por su corriente. Es la corriente de los que corren tras sus deseos. Hay un gusto exquisito en lo genuino. Hay en mí, a pura y sencilla intuición, un recorrido lúcido. Estoy segura, estoy arraigada en un trance perceptual. Todo lo que está aquí, cada decisión tomada es tan acertada, cada signo una confirmación. Me he labrado.

Estoy encontrada, y eso, ha devenido encontrarse con los encontrados, como si cada uno de sus hilos (ahora están, mañana quizás no), cada uno, este tejido. Me he labrado en la oscilación entre el azar y la voluntad.
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