domingo, 11 de septiembre de 2011

Ciento setenta y ocho: Competencia de egos

Es brutal ver el desencadenamiento nocturno de una competencia de egos. Si estoy de humor, puede ponerme jocosa. Ayer no era ese el estado, sino otro, más de reserva silenciosa, de observadora que escruta con mirada nada condescendiente. Lo que sí es entretenido -aunque no sea ciertamente divertido- es ver como unos egos empujan a los otros por entrar en escena con atolondramiento. Cuerpos que estallan, voces que van subiendo sus niveles de volumen y ya todo es griterío absurdo. No hay dudas de que en ese contexto me brota el snobismo y la intolerancia. Son caníbales los egos desnutridos, la carne rebosa y se pone grotesta.
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