Me rodeé de libros. Pretendí hacer algo interesante con ellos.
Estuve así todo el día, el sol bajaba por sus lomos. Iba y venía al piano. Iba y venía al piso.
Quise dormí la siesta y recordé que ya había dormido demasiado y que más me haría doler el cráneo. A mi cuerpo no le gustan los excesos de sueño.
Nos quedamos todo el día mirando crecer el verde por fuera.

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