miércoles, 21 de septiembre de 2011

Ciento ochenta y ocho: Ataque de risa

No recuerdo bien cuándo fue la última vez que compartí la cama con dos personas. Lo que sí recuerdo es que esa vez dormí en el medio.
Estando ahora en una de las puntas, la luz apagada, el silencio total, mi panza no paró de llamar la atención. La ninia de la otra punta, había caído en suenios, pero la del medio empezó a reírse incontenible. Mismo yo, empecé a reírme incontenible también. Y así estuvimos, meta risa y espera hasta que mi panza de nuevo gruñía algo y otra vez se disparaba la carcajada con sordina. No fuera cosa de qué la desveláramos también a ella.
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