Él relato su vida y en ningún momento se sentó. Ella insistió en que él hiciera un truco de magia y él eligió hacerlo con un tres de corazones. Y no fue extraño entonces que él eligiera justamente un tres de corazones porque estábamos a la mesa tres corazones. Y en cuanto yo elegí el camino de la distracción, ellos hablaron naturalmente y se fueron, como quienes se van en una noche mojada quién sabe adónde.

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