Ella me pidió que barajara las cartas. Luego corté con las piernas descruzadas.
Pregunté y elegí dos cartas.
Entonces allí estaban: el ahorcado y el emperador.
Mi muñeca ahorcada y mi deseo que no ha parado de crecer.
Llegará el sueño tras el sacrificio. Costará. Pero un día el deseo concretado será mi imperio. La única potestad que añoro es la potestad sobre los miedos.

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