miércoles, 20 de julio de 2011

Ciento veintiséis: Pare de sufrir

Trabajo en vacaciones, pero no me estreso. No me estreso porque realmente no estoy concentrada, porque realmente estoy pensando en otras cosas (me han prestado algunos libros, me han contado cosas, he comido fuera, he paseado -Estoy sufriendo-) De a cortos intervalos.
He tenido una tos aguda, igual he querido fumar y he fumado y he estado peor y ahí sí he parado de fumar un poco.

Pare de sufrir. Sufro tos, desamor, abstinencia. Cuando todos salen, abro una cerveza. Pero no es lo mismo. Sufro, lloro, puteo, bebo, bailo. Me alegro. Puedo quedarme debajo del agua hasta que se acabe la caliente del termotanque, mientras la cerveza se calienta, la pieza se enfría. Sufro de nuevo, pienso. Leo un libro de autoayuda en silencio, la copa al lado. Bebo. Veo películas. Tres al hilo. Toso y creo que voy a morirme. Esto ya lo he pensado muchas veces y aquí estoy, pienso.

Lleno una bolsa de agua caliente y la abrazo. Es casi humana. Mañana estará fría, pero ahora no me importa, ahora es la noche y hay que salvarme.
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