La noche. Ellas vienen a casa y yo creo que no voy a salir pero siempre en definitiva salgo. Y salir es bailar y bailar es hacer el tiburón entre la gente y alguna que otra performance espontánea graciosa, lo que se nos venga en ganas como por ejemplo: saludar afectuosa, alegremente a un desconocido que, a su vez, sonríe y me dice: te recuerdo vagamente.

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