lunes, 18 de julio de 2011

Ciento veinticuatro: Cementerio

Ayer fuimos a ver a la abuela. Si el cementerio no fuera, como dice su nombre, un mirador, yo no iría.
Yo no hablo con los muertos. Sólo los visito. Sólo la visito a ella porque me gusta ese jardín de muertos. Crece verde. En esta época, amarillo.
A veces, observo qué hacen los otros con sus muertos, además de cambiarles las flores. Algunos rezan de rodillas, algunos hablan con sus muertos. Habrá quien llore siempre.
Yo solo la visito cada vez que vengo a las montañas. Y ya con eso, me voy tranquila. Puede ser que a veces extrañe, su mate lavado.
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