Y caminé, caminé, caminé. Estaba nublado pero no iba a llover. Me encontré una carta, era un once de copas. (Once de copas: Caballero dulce y estudioso, al derecho. Al revés, flirteador.) No recuerdo de que lado la encontré, pero es probable que no al derecho.
Luego se me ocurrió seguir escapando, con saco y jogging, me escapé a la casa de ella. Entonces, la tarde se develó en susurros y yo, de elegante sport.

0 comentarios:
Publicar un comentario