domingo, 31 de julio de 2011

Ciento treinta y cinco: I´m zombie but I´m happy

Como si el cuerpo automático fuera con sus últimas fuerzas al destino de una sala de niños de una obra de cuentos, como si yo fuese un zombie que arrastra pesado su cuerpo, como si el cuerpo no fuese algo tan imprescindible ahora y ya con el residuo de haber dormido tres horas me bastara para acabar en un bar a las 5 de la tarde entre tostados, amigos, cerveza, como si luego aún pudiera seguir hasta una librería y ya, todo causándome una gracia tonta, pero flotando como en un film tan tenue,
y el frío raja la cabeza, hasta la almohada me lleva, para restaurarme pieza a pieza.
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