lunes, 4 de julio de 2011

Ciento once: El ojo me titila

Todo empezó a intraquilizarme ayer cuando el ojo comenzó a titilar. A tiritar, sí, capaz podría ser tiritar o bien, el ojo me late. Si el ojo me late, me preocupo porque tengo ojos nuevos y como cualquier cosa nueva que uno tiene uno quiere que se conserve lo más nueva posible. Y entonces, he estado preocupada todo el día por mi ojo derecho. Siempre fue problemático mi ojo izquierdo pero esta vez, por algún extraño motivo ha sido el derecho.
Y eso no fue todo. Cuando estaba trasladándome veloz hacia el punto contrario de la ciudad, una basura se adhirió al globo ocular derecho. Al mío, sí. Y estuve una hora, alternando conversaciones dramáticas con un grupo de conocidos, con lavajes de ojo en agua fría. Luego me puse las gotas de la noche y todo se superó, naturalmente, como sucede tras ingerir las drogas correspondientes.
El ojo siguió pulsando pero esto, entonces, ya me tenía sin cuidado.


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