sábado, 23 de julio de 2011

Ciento veintiocho: Relatividad

En el avión. La azafata nos aturde por los auriculares. Miro a mi compañero de asiento, se sonríe cómplice, mientras se quita los auriculares, me dice:
- ¿vos hacés música?
- no, estoy aprendiendo a tocar el piano. Empecé tarde.
(y luego el tema de los padres, de la devaluación del arte y él, "economista")
Y no obstante, seguir como quien se deja ir por un río de palabras, nos íbamos los dos. Él, Rubén, 50 años promedio. (Pensar que podría ser mi padre y aunque admite conocerlo, él no es mi padre, ni se comporta como tal)
Entonces, hablar del desarraigo, otra vez el arte, la escritura, los poemas, los hijos.
Tan genuino.
- Es realmente mágico lo de los aviones, ¿no?
- Sí, ¿Vos sabés cómo funcionan los aviones? ¿Querés que te cuente?
(y yo) - Sí, sí (ya eufórica)
- Principio de sustentación.
Luego siguió con Stephen Hawkins y la historia del tiempo.
Porque el tiempo: tan solo en una hora y media.
Porque el espacio: De San Juan a Buenos Aires.
Porque la relatividad: él podría ser mi padre, pero es tan dulcemente un ser humano.
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