sábado, 7 de mayo de 2011

Cincuenta y dos: Cartera

En bici me alcanza un cartero de correo argentino que me propone hacer una carrera hasta la esquina. Bici contra bici. Su bicicleta es mejor que la mía, tiene las ruedas más grandes y fluye mejor con el pedaleo. Me niego porque sé que no tengo chance de ganar y no me gusta no ganar. Pero sigo al lado de él, sigo un poco más, tres cuadras, y le digo si yo podría ser cartera. Y él me dice que no hay carteras, que solo hay carteros. Pero también dice que debería haber carteras, ¿por qué no, si en definitiva es lo mismo? Y entonces yo insisto que me encantaría entregar correspondencia y él me dice que no me ilusione, que los jefes son bien machistas y me contratarían para secretaria a lo sumo.
Pienso si en dinamarca habrá carteras.

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