miércoles, 4 de mayo de 2011

Cincuenta: Paradoja del mundo cotidiano

Hace ya algún tiempo que observo sorprendida el crecimiento descomunal de centros de depilación. Se blanqueó la cuestión. Ahora las mujeres "tradicionales" y afines, optan por hacer pública (pero no personal) la cuestión depilatoria. Ahora cierto cúmulo de gente invierte cotidianamente para estar lampiña y tener la piel suave como dove.
Del otro lado, los hombres "tradicionales" y afines, se ponen pelo. También me sorprende el crecimiento descomunal de centros de recuperación capilar (por ser sutiles, lo llaman así). Estos invierten grandes cantidades de dinero para peinarse el flequillo o hacerse un jopo estilo elvis.

De un lado, el no-pelo. Del otro, el pro-pelo. Y el pelo, en el medio, se vuelve el atributo diferencial del género plástico. Ya no más: "pollas", "pitos", "falos", Freud. Ahora, pelos.

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