martes, 7 de junio de 2011

Ochenta y tres: Ni familia, ni iglesia, ni escuela, ni psicoanálisis

Es bueno tener gente lúcida, muy lúcida, tan tan cerca. Ella ha dicho un enunciado letal, y creo que lo hizo sin querer. Hay una cantidad de cosas que hoy me resultan sencillamente "INFUMABLES" (esto no lo ha dicho ella, lo dije yo). Y es claro que habiéndome hartado de un grupo de gente que crece día a día, como el calentamiento global, decido renunciar. Menos a esta gente que a las instituciones que representan con cierto apasionamiento espontáneo.
Entonces, decido empezar a renunciar un poco a todo, y un poco menos a mi vida. Antes pensaba renunciar más a mi vida que al resto de las cosas. Eso se llama "madurez" o instinto de conservación o soy anarquista. Antes que suicida, prefiero ser anarquista.
Año de renuncias fundamentales.
Principio básico de sinceramiento conmigo.
Chau psicoanálisis. Vos estás despedido.
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1 comentarios:

Las Quiroguitas!! dijo...

Buenísimo. Cuesta. Pero es indispensable...
alégrome por ti y por mi que estoy empezando a renunciar también...!!

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