martes, 14 de junio de 2011

Ochenta y nueve: La libertad

Cada cual con sus obsesiones, se hace el cóctel vital, se lo lleva a cuestas. Mi obsesión número uno es: la libertad. La libertad que es, a la vez, el deseo, la ambición, el cebo; y también, el miedo, la angustia y demases componentes de una potencial depresión.
Abrirse al infinito mundo de las posibilidades todo el tiempo, sí, digo TODO EL TIEMPO es un coco continuo y carcomedor. Pues bien, los domingos todo se intensifica, sobre todo cuando baja el sol.
En ese ocaso que es también un ocaso interior, se me vuelan los patitos. Sí, la libertad. O ¿por qué no ser algo menos existencialista a veces?
Por suerte puedo darme alcance hasta la casa de otra existencialista y navegar filosóficamente el problema hasta prácticamente perderlo de vista.
Soledad y Libertad discuten los domingos.
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