martes, 28 de junio de 2011

Ciento cuatro: Me voy por el tubo

Una de la mañana y bastante y pico. Suena el teléfono. Es F. Recién salgo de bañarme por lo que tengo el pelo mojado y me voy con el teléfono a la cama.
No recuerdo de qué empezamos hablando, pero sé que luego empezamos a hablar de nuevo porque nos fuimos por el tubo, justo antes de que la conversación se cortara.
Vuelve a sonar el teléfono. Ahora sí, sé de que vamos a hablar. Un intervalo de escasos minutos me dan tiempo para aprender a manejar el caballo de la conversación o, al menos, indicarle un camino posible.
Cambio varias veces de mano, enciendo varios cigarrillos mientras sostengo el tubo inmutable, me echo el pelo para atrás continuamente, me paro, me siento, me acuesto, voy a la heladera, voy y me miro en el espejo mientras hablo, inmutable con el tubo apoyado en la oreja. Nos reímos, hacemos monólogos por turno, nos preguntamos, imaginamos, filosofamos. Son las 4 de la mañana y suenan los bips de que vamos a irnos por un tubo. Se corta. Apago la luz.
Amanezco con un peinado irremontable.

Share/Bookmark

0 comentarios:

Publicar un comentario