viernes, 17 de junio de 2011

Noventa y cuatro: el día que todo sea poesía

Cuando me reviro y tengo una semana pasada y me paro en el borde del viernes y miro lo que se va y respiro, pienso en el día en el que todo se alinee y se respire solo poesía. Y si ese día llega antes, y si mi llega ahora y me llega en una conversación de pasillo con Paloma y eso también resulta poesía, entonces no sé qué estoy esperando. Aunque al acto soberbio me lo hayan extraviado, aunque con él se hayan ido unas cuantas poesías (o embriones) por el resumidero, no importan tanto. Está aquí conmigo. Está sentada en la misma silla, me toma las manos, la escucho susurrarme en el oído y la toco, la palpito en el sonido rítmico de la lluvia de las manos contra el teclado con violencia con serenidad con paciencia con fe. La respiro, la beso, la río.
Share/Bookmark

1 comentarios:

Anónimo dijo...

que bueno que las cosas se pierdan...
me gusta tu nuevo acto
abrazo de juan

Publicar un comentario