domingo, 27 de marzo de 2011

Once Bis: Jogging

El mercado de carne abre a eso de las dos o tres de la mañana. Te venden la carne envasada en un packaging divino, rimmel, purpurina en el escote y taquito.
Ellos se engrasan el pelo con aceite girasol porque ahora es cool tener el pelo apelmasado. En este lugar, es cool la mugre.
Es raro lo que es cool.
Anoche salí de jogging. Hay razones. Quiero saber cuál es el límite de lo cool, quiero saber si a mis amigxs les importa si salgo de jogging, quiero estar cómoda, quiero escribir una nota para cosmopolitan, quiero tener calor.
Ni bien entré al mercado, me interceptó un "vecino" simpaticón. Primera reacción de los consumidores frente al nuevo packaging: buena.
Como el establecimiento es oscuro (adrede) y de escasa circulación (adrede), poca visibilidad tuvo el jogging. Fue, más bien, la agradable sensación de estar infiltrando un entramado duro y conservador.
Saltar, poggear, esquivar un vómito ágilmente, bailar funk con todo el cuerpo, son algunas de las propiedades que el jogging te garantiza. Aún más divertido es sentir la mano del que tantea en la oscuridad la textura de la tela, extrañado te mira, te vuelve a tocar, te vuelve a mirar, te dice: qué copada que sos! viniste de jogging.
Jogging modelo 2000 de cuando iba a la escuela.

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