sábado, 19 de marzo de 2011

Cuatro: La Rubia es la Ley

Acabo de llegar de una fiesta. Cuando creía que la anécdota era tal, en verdad no, había que esperar , dejarme arrastrar como una bolsa de consorcio hasta una fiesta desconocida.
Estaba la luz de la luna. El plenilunio. Y, lastimosamente, reggeaton. Cumbias por doquier, de varias épocas y en incontables versiones con archivos adjuntos de coreografías aledanias.
Intenté intervenir la lista. Dos o tres veces me frenó una rubia con progresivo malestar y potencialmente asesina. Los Ramones no. Apenas unos Red Hot a la mitad y eso que fui concesiva.
Así duró toda la noche, como un ring de djs frenados repetidas veces por la rubia. Todo cortado a la mitad, salteado, abrupto. De Black Eyes Peas a Los Redondos. Violento para el cuerpo tanto cambio de vibraciones.
No ganó nadie. Al fin me fui. Tengo un desorden psíquico importante y náuseas.
Ahora bien, dormir con el antídoto. Sandwich y auriculares.

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