El domingo pasado no lloré. No tuve tiempo. Me desperté con el aroma de una tarta de salchichas, mayonesa y mostaza que a la par de la resaca confirmó que el bienestar no tiene nada que ver con las toxinas.
El domingo pasado jugué y pegué pliegues de papel cual china ensimismada. Después atacó un frío terrible, pero nos encontró dentro y recurrimos al delivery.
Aprendí que chorro viene de choro y que choro viene de caló y que caló es NEGRO. Entendí todo.
Años de prejuicio se anidan en 6 letras.
martes, 29 de marzo de 2011
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