jueves, 17 de marzo de 2011

Dos: La Placa


Placa no es propiamente el nombre que yo le pondría a esto. Miorelajante, ponele. Es un poco más cierta o más acertada. Anoche me la puse y bajé a comprar un cigarrillo. Sólo me la saqué para fumarlo. Anoche nos acostamos en la misma cama. Mi cama no es un sommier. Pero mis dientes han dormido en un sommier bien transparente y algo flexible. Mis dientes amanecieron mejor que todos los otros días de mi vida sin "la placa". De hecho, no escuché el despertador. Tampoco funcionó el reloj del cuerpo, el superyó, la llamada del jefe o de mi vieja. La placa es un somnífero total. Me causó tal sopor que anduve toda la mañana bastante tarada. No sé que tienen que ver los dientes con las puntas de los pies, pero aseguro por ellos (y que sino se me caigan, no los pies, sino los dientes) que la placa te cambia la vida.
Ahora mantengo una relación simbiótica. Volvimos a la cama a la siesta. Y fue lo mismo. Mismo sopor, misma sumersión del cuerpo en el colchón. La placa es mi sommier. Mis dientes sueñan ahora también con ser de leche larga vida.

Share/Bookmark

0 comentarios:

Publicar un comentario