Hace un frío de los que nunca y adentro las hornallas. Algo temiblemente mágico sucede. No creo que tenga que ver con lo anterior. P. dice "oleaje". Yo pienso en un ave fénix cada vez que paso tres días existencialista. Ella dice oleaje y yo siento un efecto dominó en la cabeza, una desestabilización y una epifanía al mismo tiempo. Una epifanía que es pura sensación, no pensamiento. Esa conversación inicia una caída en cadena. Y el comienzo de una fe.
Fe en la poesía. La poesía de uno mismo y el mundo.
Volver como la nieve, el agua, el oleaje.

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