miércoles, 29 de julio de 2015

Trescientos cincuenta y cuatro: No me gustan los pibes cancheros

En este tiempo que corre maratones, me cruzo cotidianamente con pibes cancheros. Pibes que no hacen puchero, ni muestran la hilacha. Pibes chiquitos agrandaditos que no llegan a la altura de la mesada. Pibes que se muestran bajo control, seguros de sí mismos en apariencia. Yo no les creo. Para mí son grandes moluscos, blandengues, llenos de esa soberbia tan propia del macho alfa. Yo prefiero más bien la gente verdadera, la sed verdadera que se muestra sin tapujos. Creo en la frescura, por más áspera que sea. Limón partido al medio.
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