jueves, 6 de noviembre de 2014

Trescientos once: Buenos Aires

Bondi, otro bondi, subte. Nueve y pico de la noche. Dónde queda beruti, pregunto. Dos para allá. Toco timbre, baja mi madre, feliz con su departamento 12 B. Tiene aire acondicionado y dos plasmas, me dice. No lo vamos a prender, al aire, le digo. Compro 4 tomates y una palta. Comemos y nos metemos a la cama grande. Tele. En terapia, quince minutos. Otro tanto de Nazarena Velez en el programa de Su. Dormimos.
Vamos al hospital, esperamos, esperamos. Finalmente se llevan con la morfina. Está contenta. Debe ser la morfina.
La devuelven como nueva. Me relevan, me voy.Me pongo los auriculares bien fuerte, Atoms for peace. Bailo mientras camino. Nadie nota nada pero yo estoy bailando. Subte hasta el moño. Combinaciones perfectas. Engancho el bondi justo a tiempo y duermo con el sol en la cara. Me despierto en mi ciudad como nueva. Tengo un aire a Buenos Aires en el cuerpo, nadie lo nota, solo yo. Otra vez el disco, otra vez el bondi, otra vez bailo. Creo que Thom Yorke se lleva perfecto con Buenos Aires.
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