viernes, 14 de agosto de 2015

Trescientos sesenta y dos: El ballotage de la pizza y otras cosas

De vez en cuando pasa, eso de la justicia y en la segunda vuelta se te da la pizza, por ejemplo. Yo había tenido un día bastante rabioso entre la lluvia finita y constante, y la ira persistente que no me quería dejar en paz. M. había venido ayer con sus penas, ahora era yo con las mías. Pensamos varias opciones pero cuando iba por la décima me olvidé de la primera así que elegimos una medio al azar que era la combinatoria de algunas anteriores. Fuimos por el morfi, a la pizzería de la diagonal y cuando abrimos la caja que nos dieron las porciones eran grandísimas, como una revancha mística nos compensaron las porciones que la otra vez eran chiquitas. Doble porción de fainá y una birra per cápita estuvo más que bien para las fauces hormonadas de esta época.
Cuando ya no nos dio más, dejamos míseras sobras que la Jeny olfateó y tampoco quiso. Nos subimos al carro, himno nacional en la fm y manejamos hasta la casa de M. para cambiar su cerradura. Forzamos bastante las circunstancias y seguramente alarmamos a los vecinos en ese afán, pero finalmente pudimos montar ese engranaje con la fuerza catártica que cada una tenía dentro. Nos acabamos las sustancias y nos fuimos taza taza.
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