lunes, 24 de octubre de 2011

Doscientos nueve: Murciélago en la sinfónica

Así titularía yo si fuera tituladora.
Pero soy una humilde cronista que se toma el atrevimiento de titular así. Eso es, claramente, distinto. (?)

La escuela más fantástica del mundo, luego de mis escuela secundaria, es la escuela de arte de berisso.
Hay gente que dice que yo exagero pero, en realidad, es que soy hipersensible.
La escuela de arte de berisso tiene cosas como un murciélago sobrevolando el auditorio mientras la orquesta sinfónica municipal ejecuta una obra de schubert.
Yo me pongo el pulover como un turbante en la cabeza para que no se me prenda con las uñas la rata o, al menos, para olvidar -en ese acto- que debo preocuparme por eso.
Una vez hecho el turbante todo puede continuar magníficamente. Los músicos han notado la presencia animal pero igual siguen como un rebaño a su pastor, el señor director.

La escuela de arte de berisso tiene cosas como que tu profesora de lenguaje quiera irse con sus alumnos a tomar una cerveza luego del concierto del murciélago. Digo, de la orquesta sinfónica municipal.

Y esas cosas, a mí -que soy hipersensible- me ponen la piel como un erizo de mar.
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