lunes, 24 de octubre de 2011

Doscientos ocho: Redenciones

La redención se concreta al mediodía del domingo de votación. En la esquina, vuelta y vuelta, los choris electorales. Les digo "choris electorales" y me sonríen orgullosos. Interpreto que son peronistas porque se los ve contentos y todos los que creen con fe peronista que va a ganar el peronismo se van a comer un chori.
Yo no.
Yo me contento con ir a votar y hacer apenas diez minutos de cola. No puedo tener otras expectativas. El sobre queda regordete y casi no cabe en la rendija. Pero ese es el futuro que yo deseo. El que no cabe en la rendija. El otro es una feta de paleta. El futuro que cabe en la urna.
La alegría viene al olvidar el asunto de la paleta, como quien quiere la cosa de olvidar. Viene de estar redimida del domingo de votación anterior en el que me morfé, no la paleta, sino dos horas de cola barrial.
La redención viene de ponerme la peluca azul y ponerme a cantar un tema de los carpenters. Un tema que habla de pájaros. Creo que habla de volar.
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