En la guardia hay muchas personas. Yo toso como si se me acabara la vida. Ellos se dan vuelta para mirarme. Sobre todo dos. Me miran con cara de desubicación. Pienso si estoy en el lugar correcto.
La sorpresa de ellos es, entonces, mi sorpresa.

Breves crónicas pre-apocalípticas
Ciento noventa y nueve: La guardia médica II
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