Nunca antes me miré, me miró, un pez así. Un pez, sólo ése, el resto no. Sólo ese iba y venía en sacudones y clavaba así sus ojos en mí, como si fuera su misma especie o incluso distinta pero eso nos tenía sin importancia. Nos tenían nuestros ojos como se tienen las cuerdas en el aire jaladas de los extremos.

1 comentarios:
guauuu sigo sin palabrasss!!!! me encanta lo que escribís!!!
(te agregué como amiga a mi blog, realmente creo que las personitas que entran pájaro merecen leerte. tus crónicas son increibles y maravillosas).
Publicar un comentario