lunes, 27 de octubre de 2014

Trescientos seis: Soy un álamo en la llanura

El calor tropical cedió a la lluvia. La marea climática bajó. Cuando dejé atrás el oleaje de manos al que invita Schumann, fui por la dermaglós a la farmacia del barrio. Le pregunté por la balanza. Sigue rota, me dijo. Sale cinco mil arreglarla. No lo vamos a hacer. Pesate igual y restale 62. Yo peso 150, dijo ella. Me hizo las cuentas. Vos pesás 57. Hace dos semanas peso 57. Comete unas tortas, comete todo lo que yo no puedo. Me mire los brazos. Soy un álamo en la llanura. 
Después partí el miñón a la mitad y unté el pan con manteca. Comí glotona y con toda la grasa entrándome en las venas, fui por el blues, el viejo blues que esperaba bajo la cama a causa de las ráfagas. 

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