miércoles, 22 de octubre de 2014

Trescientos dos: Tengo un jardín hermoso

Me gusta el calor, me cambia el humor. Es guitarra, birra y bicicleta. Me tomo el bondi sin problemas. Viene explotado de gente. No me importa, abrí la ventana, por favor. Me encuentro con dos compas. Desde lejos, vemos la ranura trasera de un obrero trabajando la tierra en el puente de Berisso. No le importa, es el calor. Subo las escaleras, hay blues y ragtime, saco fotocopias fanática. Y dame también esta de Salgán. Abrazo los papeles. Me tomo el bondi. Atajo la bicicleta. Damos la vuelta a la circunvalación. I. trajo agua, yo no. No me importa. Dobla un bondi encima nuestro, es inmenso. Ella dice es una ballena, yo digo es un dinosaurio. Nos reímos del susto. Vamos por la birra, se me cansan las piernas. Gritamos cinco veces el nombre de M. en la puerta de su casa. Luces apagadas. Nos vamos. Compramos la birra, veinte pesos. Miramos uno de Capusoto, yo le digo mirá este de Moguilevsky y tutoriales de sellitos de goma. Ella se va. Yo agarro la guitarra y rumeo canciones. Tengo un jardín hermoso en el octavo piso. Tengo un malvón lleno de pimpollos.
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2 comentarios:

Unknown dijo...

bellísimo

I. dijo...

hace años que somos las mismas http://astrofagia.blogspot.com.ar/2011/11/martes-las-bicis-son-como-caballos.html

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