jueves, 15 de diciembre de 2011

Doscientos sesenta y uno: ensimismada

Raras veces ocurre como ocurría tempranamente cuando yo era una niña, que me ensimismo.
Ensimismarse es algo así como estarse encima con algo, cargosearse.
Yo en el asado me estaba cargoseando mientras los músicos tocaban las guitarras y los coreutas cantaban, yo tenía unas maracas y las agitaba cuando podía tirar un cable de conexión. El resto del tiempo me devoró el silencio. Un silencio denso como el tiempo.
Un silencio de escucharme la respiración mientras los otros rían y yo incomprendía a la perfección.
No solía ponerme así, sucede que ya me he ido.
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