martes, 9 de agosto de 2016

Trescientos ochenta: La huída

Siempre me escondí. Debe ser como un mal hábito, algo aprendido en la infancia que no puedo revertir. Hoy me escapé que es como esconderse en la inmensidad. Me escapé porque no me animé a decirle a la secretaria del oculista que no tengo más obra social -esa obra social- y le dije que no sabía porque no figuraba y entonces ella se fue al fondo (dijo: "me voy al fondo") a llamar a la obra social y yo la esperé, juro que la esperé pero el tiempo pasaba muy lento y como yo ya sabía al respuesta pensé seriamente en fugarme frente a toda la gente de la sala de espera. Y eso hice, traté de no hacer mucho espamento. Pensé que ella podía venir detrás mío corriendo. Pensé que incluso podía correr atrás de mi bicicleta. Pero no, miré un par de veces y no. Ella quedó congelada en el fondo.
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