domingo, 22 de diciembre de 2013

Doscientos noventa y uno: La rueda mágica

Fito Paéz. Primera vez. Piano y fito una célula indivisible. Estoy llena de flashes y no son precisamente los de sus fans sino un desprendimiento de las palabras que dijo o más bien de su manera de moverse. Malabares musicales. Creo que el tempo es una rueda, es un torno que empieza a girar, que uno decide cuando empieza a correr y basta darle unos toques cada tanto para sostenerlo, y basta tocarle el cuerpo al tiempo para que se vaya armando esa forma tan voluminosa que es la música. Entendí tanto sólo con ver y escuchar precisamente el correr del tiempo sonoro. Entendí que el tempo no se tiene, sino que es, que despierta al tocar esa primera nota y luego ir moldeando en el presente esa masa giratoria que podría ser infinita pero yo digo basta suavemente y se ultiman los detalles, se va deteniendo el torno o se detiene en un instante todo acaba y deja el eco, rastro de agua en la tierra de uno mismo.
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