domingo, 22 de diciembre de 2013

Doscientos noventa: La poesía abraza

Las cosas suceden de formas tan extrañas. Unos tipos con armas entraron al bar donde estábamos. Apenas pudimos entender nos agazapamos bajo las mesas. Sentía el cuerpo, los cuerpos temblar bajo las mesas, el instante era una babosa. En un momento alguien dijo ya se fueron. Y lentamente empezamos a salir, a llorar, a reír, a abrazarnos, a querernos más, por existir, solo por existir y nada menos. En ese momento pensé qué suerte que compré el libro de poesía de la pavón. Qué suerte porque las noches de violencia son muy largas cuando amenaza taquicardia, mi cabeza es un proyector de peliculas de hollywood. La noche no fue larga, fue infinita, y los sueños cuando llegaron estaban tan cubiertos de plumas que me acolchonaron y agradecí silenciosamente a las estrellas por planear que las cosas hayan sido tan así como tener vida y poesía. Empezó a amanecer.
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