miércoles, 16 de septiembre de 2015

Trescientos setenta y tres: Capicúa bebé

Tengo un amor de dos meses que me mira con esos ojos como si el mundo fuera tan solo esa mirada y lo que mira. Yo tengo un amor que es suave y cachetón y cuando al agua sumergimos su cuerpo demasiado grande para las bañaderas de bebés, deja de llorar y abraza el agua, se ríe, renacuajito, se ríe mientras recibe el agua del jarrito y lo sobamos el pelo con jabón natural. Yo tengo un amor que cuando llora desespero pero sé que el mejor camino es poner un disco de Cateano o salir a pasear, porque las nubes y esos ojos se saben una misma cosa. Y cuando te miro, y cuando todo alrededor suena con música coral, sé que llegaste lleno de estrellas.
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