Es domingo. Ayer me dormí tipo 4 o 5 de la mañana intentando ver un capítulo más de la serie de las mil temporadas. No tengo fuerzas. Llevo el campamento a la cama para postergar la activación motriz. Un capitulito más y así, veo pasar las horas. Todo intento de traslado es molusco.
Tengo varias ofertas para salir de la cueva pero ninguna logra quitarme la paja.
A medida que se va haciendo la noche voy pudiendo acelerar los desplazamientos. Un gran autorescate que se presenta en muchísimas cuotas. No pasa nada, y de pronto, alguien enciende el videojuego y observo. Boxeo. Entro a darle con mi avatar a cada contrincante como si cada una fuera la última pelea de mi vida. Y es increíble como me voy poniendo Hulk, me siento poderosa, testosteronada. Me ataca una ola de sudor, golpeo y golpeo, nada me frena. Me dicen: podés moverte más suave e igual responde el comando. No, dejenme sola, es mi pelea, pego como quiero y le doy pumpumpum, tres seguidas a la cara. Todos mis contrincantes son varones, chinos, negros, varones. 4 caen al hilo y ya basta. Estoy agitadísima como si hubiese corrido la maratón que nunca.
feliz día
testosterona.
domingo, 8 de marzo de 2015
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentarios:
muy bueeh!
Publicar un comentario