martes, 3 de marzo de 2015

Trescientos treinta y dos: El ostracismo de esta tuerta no es lo que parece

Comencé este blog el año en que pasé de ser cuatroojos a ser normal. En ese año o por ahí, se pusieron de moda los lentes (antes se decía antiojos como también se decía patineta). Siempre fui a contramano, al principio fue sin querer y ya después fue re a propósito y me declaré anarquista. Me compré varios libros de la colección rojinegra pero todavía no los leí.
Todo este preámbulo para decir que hoy me tuve que "retocar" el ojo izquierdo, como otras se retocan las lolas o el culo. Me re-tocaron el ojo, me tiraron el láser ultrapolenta y la chica que iba después de mí, dijo que había olor a chamuscado. No sé bien cómo funciona todo esto, lo que sé es que me da superpoderes porque después de que me operé la otra vez empecé con el piano y con la danza y con todo eso que tiene más sentido que todo lo otro que no es eso. Siempre creí que las zapatillas nuevas te daban superpoderes para saltar y correr rápido, pero eso nunca terminó pasando. Ahora creo en los lásers (láseres, maníes o manises).
Hoy fui al control y el doc me explicó algo del clivaje que no llegué a entender pero los dibujos estaban flasheros y creo que no debe ser nada malo. Mientras tanto estoy aprovechando los sanguchitos de miga, la birra y el amor que llega cuando uno dice "operación" y que, a veces, no son los otros, es uno mismo, dándose los gustos y los superpoderes.
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