domingo, 12 de febrero de 2012

Doscientos sesenta y ocho: Patito lindo

Cuando voy con mi bicicleta, una y veinte de la mañana, no tengo miedo. Tengo un placer de caballo galopando. Creo que estoy en el momento exacto en el cual el patito feo descubre que no es feo, sino cisne. Que le ha tomado años asumirlo, que le ha costado horrores abandonar la lucha por ser un patito. Le ha costado al principio el amor de sus padres, le ha costado amigos, títulos, cicatrices. Calló una parte de su vida.
Se podía vivir así. Como poder, se podía. Pero ahora que nada a sus anchas y largas aletas que son alas que son aves que vuelan, que son naves que vuelan, que viajan. "Esto viaja", piensa el patito lindo. La música es un avión o un caballo galopando a miles de kilómetros por hora.
No sé si es la voluntad, creo que es el deseo que se ha rebuscado para salir entre la gente. Tanto empujar, se zafa. Y cuando sale es expansivo como un gas.
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